Llega el otoño. El tiempo más fresco, y con él, las ganas de estar bajo techo disfrutando del cálido ambiente hogareño. Mientras degustamos las mil y una maneras de incorporar calorías de manera indiscriminada. Y si esta situación idílica viene acompañada de estar tirado en el sofá. Durante horas, escuchando buena música. Mirando películas o simplemente el techo. Mucho mejor (a algunas personas además les seduce la idea de fumar en dichos momentos). Pero se debería de pensar también en practicar hábitos saludables, como en realizar algún deporte.

¿Quién puede negar que la situación anteriormente descripta es ideal, rozando la “vida perfecta”? Supongo que nadie.

La pregunta que me hago a continuación es la siguiente:

¿Uno debería privarse de esos momentos?. Seguramente no, será la respuesta de la mayoría.

Pero cuando pensamos en encontrar el tan ansiado balance. Entre los distintos momentos que nos generan placer pero con perjuicios hacia la salud. Con otros que sabiendo su beneficio nos cuesta tanto incorporar a nuestra vida cotidiana. Muchas veces encontramos respuestas para autojustificarnos. Y así seguir “sin culpa” haciéndole mal a nuestro cuerpo. Hasta que un día nos damos cuenta que es bastante tarde.

Deporte: Excusas

¿Cuántas veces nos dijimos “el lunes arranco la dieta”, o, “el mes que viene empiezo el gimnasio”?

Yo se lo escuché decir a mis amigos, a mis alumnos y hasta a mí mismo infinidad de veces. Por lo general cuando termina la primavera y comienza el verano. Mientras nos probamos la malla, short o bikini del año anterior.

Como podemos ver, por lo general, nos acercamos a los buenos hábitos desde el punto de vista estético. Este concepto bajo ningún punto de vista es negativo. Ya que el incorporar hábitos saludables siempre nos trae beneficio. Sin considerar si el disparador es nuestra figura, los deseos de “retroceder en el tiempo”, o el consejo médico.

Las dos variables nombradas, dietas saludables y deporte. Siempre nos van a posibilitar mejoras fisiológicas en muchos aspectos relacionados a la salud.

Una de las soluciones para resolver éste “síndrome”, sería establecer un equilibrio. Entre hábitos y actividades para alcanzar el bienestar general.

deporte

Sin embargo. En los últimos años se ha impuesto la idea de hacer deporte como garantía de buena salud y de estética. La necesidad de absorber la creciente demanda de éste tipo de actividades. Se ha plasmado en la búsqueda de espacios donde desarrollar aquellas disciplinas que permitan satisfacer éstas nuevas necesidades.

Como respuesta se observa el surgimiento de gimnasios (con novedosas actividades que se ponen de moda, año tras año). Centros de estética, e inclusive los parques y espacios públicos. Donde podemos ver gente trotando o caminando a toda hora. Pero estas manifestaciones espontáneas, sin un control específico o personalizado, pueden resultar contraproducentes y desembocar en lesiones que perjudiquen la salud del individuo.

En futuras publicaciones desarrollaremos en forma más detallada las características que debería tener una actividad física sistematizada. Los beneficios de la misma. Y su relación con los objetivos institucionales

La actividad física controlada actúa como regulador de patologías tales como:

  • Hipertensión Arterial.
  • Diabetes.
  • Elevado Colesterol y Triglicéridos.
  • Obesidad.
  • Tabaquismo.
  • Osteoporosis.
  • Artrosis.
  • Estrés.
  • Patologías posturales.

Muchas de las patologías nombradas constituyen factores de riesgo de enfermedad cardiovascular. Que tratada oportunamente, disminuye los porcentajes de eventos y mejora la calidad de vida.

La atención personalizada y los controles fisiológicos apropiados, a cargo de un cuerpo multidisciplinario de profesionales. Mejoran el rendimiento y disminuyen la exposición a lesiones. Que derivan de la falta de una correcta orientación en la práctica de actividades físicas.

El enfoque del Deporte-Salud, nos posibilitaría cumplir uno de los principales objetivos, el de la prevención.

Existen factores de riesgo cardíaco modificables y no modificables.

¿Por qué no realizar acciones sabiendo que modificamos para bien nuestra calidad de vida?

Pero acá nos detenemos para otra pregunta:

¿Cuántas veces leemos en revistas de moda los 10 consejos para tener el “cuerpo perfecto”. Apoyados de imágenes que están muy lejos de nuestra realidad y también de nuestras posibilidades?

¿Seguimos recomendaciones sobre hábitos saludables que son generales para toda la población. Pero pierden efecto cuando se descontextualizan y no se contemplan aspectos y variables personales a cada individuo. Que hacen que se convierta en algo perjudicial o insuficiente?

Sin embargo. Esta primera entrega solo tiene el deseo de llegar a cada uno de los lectores. Para generar un espacio que nos lleve a mirar hacia el interior de cada uno, nuestros hábitos. Nuestras respuestas para justificar lo “no deseable”, y muchas veces, nuestras acciones positivas en la búsqueda de ese tan ansiado balance.

Claridad al plantear objetivos reales.

El camino correcto para cumplirlos sin desatender el gusto que nos genera una actividad por encima de la otra. Constituyendo este punto un pilar desde lo emocional y motivacional. Para la continuidad en el tiempo, evaluaciones médicas y de aptitud física. A cargo de médicos y profesionales del deporte, control de cargas adecuadas. Asesoramiento de profesores para la realización de cualquier práctica deportiva. Orientada tanto a la mejora de la aptitud física como para la prevención y tratamiento de patologías, etc.

En conclusión. Para que estas sugerencias presentadas en el artículo cuenten con el respaldo que se merece. En 7 Actitudes estamos trabajando para brindar a nuestros suscriptores la posibilidad de colaborar de manera personalizada. En la planificación de su entrenamiento, como así también en responder a sus inquietudes.

¿Cuándo empezamos?

¡Ahora!.