Deseos

Soplando las semillas del diente de león en el aire, deshojando una margarita o lanzando una moneda en la fuente. Nos sentimos inspirados para pedir deseos, para susurrar nuestros secretos en los oídos del universo y esperar indicios de que hemos sido escuchados. 

Algunos deseos se hacen realidad. Mientras que otros siguen siendo visiones etéreas, que se quedan con nosotros o se desvanecen como una estrella a la luz de la mañana. 

Se hagan realidad o no, los deseos son mensajes importantes, expresan el deseo de nuestro corazón. Así como nuestra intención de crear algo nuevo en nuestras vidas. Cuando deseamos algo, nuestra conciencia se abre a recibirlo, como una flor desplegando sus pétalos para recibir una abeja.

¿Que es desear?

Hay algo inocente y mágico en pedir un deseo, algo que recuerda la energía de la infancia. Desear no se trata de formular un plan y seguirlo paso a paso para alcanzar una meta. Lo que sucedería en la edad adulta. Desear es más como una volea lúdica a través del universo, una invitación a jugar. Esperar la respuesta es parte integral del proceso. 

El deseo inspira una apertura inocente a la posibilidad de la magia. Mientras esperamos a ver si el reino invisible nos lleva a nuestro deseo en la vida. Esta apertura es un hermoso gesto en sí mismo, independientemente del resultado. Nos situamos en una mente mágica, y esta mente es posiblemente tan maravillosa como el cumplimiento de nuestro deseo en sí.

deseos

En nuestra sociedad directa y orientada a la acción, podemos tender a descartar el poder de este proceso aparentemente pasivo. Sin embargo, el poder de un deseo es bien conocido, por algo circula tanto la frase: «Cuidado con lo que deseas». 

Si renunciaste a tus deseos, a favor de actividades más adultas. Es posible que desear traiga magia de nuevo en tu vida. La próxima vez que veas la primera estrella de la noche. O te encuentres delante de una torta de cumpleaños cubierta de velas encendidas, date el regalo del reino mágico que conocías tan bien cuando eras un niño.

Cierra los ojos, abre tu mente, y pide un deseo.