¡Perdonar, para vivir feliz!. Desde pequeñas, nos enseñaron a pedir disculpas, si algo nos sale mal. Si nos peleábamos con una compañerita del grado debíamos “hacer las paces”. Posteriormente, un beso, un abrazo ¡y listo!.

El mecanismo era así: Si cometíamos un error, debíamos aceptar la responsabilidad por esa equivocación. Después de eso, pedir disculpas y tratar de enmendar dentro de lo posible, el daño causado. Y la persona ofendida, debía brindar ese perdón.

Era básico. Debería ser casi un acto reflejo: error-disculpas-enmienda.

Pero… ¿es posible perdonarlo todo?.

Perdonar para vivir feliz

Beneficios del perdón

El doctor Luskin, profesor investigador de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford y fundador del Stanford Forgiveness Project (institución que estudia los efectos del perdón en el ser humano) manifiesta que si la actitud de una persona se mantiene en un lapso de un tiempo prolongado, deseando una revancha o represalia, tanto el cuerpo humano como el cerebro estimularían la producción de toxinas que afectarían al sistema nervioso, digestivo y al cardiovascular. Por lo tanto, afirma que el perdonar nos alivia y libera para gozar de una vida más plena y con salud en mente, cuerpo y espíritu. Cuando un ser humano condona una ofensa eleva sus energías, su apetito, su vitalidad y duerme mejor.

Todo lo que disminuye la depresión, el dolor y la ira, puede reducir la presión arterial y hacer a las personas más optimistas, vitales y energéticas.

  • Beneficia tanto a quien lo otorga como a quien lo recibe.
  • Aumenta los sentimientos de amor.
  • Fortalece y solidifica las relaciones.
  • Incrementa la capacidad de confiar en otros.
  • Disminuyen los niveles de hostilidad.
  • Mejora la habilidad para controlar la ira.
  • Libera los sentimientos asociados a eventos del pasado.
  • Ayuda para evitar la repetición de ciertos de patrones negativos.
  • Mejora los desórdenes de índole psicológico.
  • Mejora la salud en sentido general.

No puedo olvidar pero sí perdonar. Nelson Mandela

El mensaje SMS, para aplicar el Perdonar, para vivir feliz.

Intuitivamente, Penélope le revisaba su celular… mientras le transpiraban las manos y se le nublaba la vista. ¡Decepcionada!

El corazón le galopaba, por lo enojada que estaba…Impotente de rabia.

En la pantallita alcanzaba a leer esas palabras de su marido… que no estaban escritas para ella. Por lo tanto, ella no se identificaba como la destinataria de esas expresiones impulsivas, intensas, insinuantes. En consecuencia, esas frases provocativas que, solamente le dirige un hombre a una mujer, y que deberían haber sido pensadas para sus oídos. Sin embargo, estaban inspiradas en una desconocida, no le pertenecían… aunque podría haber asegurado que hacía mucho tiempo estaba esperando escucharlas.

La promesa de amor entre ellos dos, casi se la habían olvidado…desdibujada se les había volado como una pluma en el aire, empujada por el viento. Agotados, ambos, por el monótono trajín de la vida cotidiana, el trabajo, la crianza de su hijito, las responsabilidades, y el paso del tiempo… casi ya no recordaban cómo descifrar el amor profundo que existía entre los dos.

Para él, lo que ocurrió fue un error, como un encantamiento de sirenas, que lo desvió de su rumbo.

Para ella, una tragedia griega.

¿Qué les había pasado?. ¿Por qué se habían descuidado tanto? La vida misma los había llevado por delante… en un choque atroz.

¿Su amor ya no era inalterable?. El universo de los dos forjado de a poco se desmoronaba ante sus ojos, igual que un castillo de arena en la playa.

Penélope y Ulises, se habían puesto de novios mientras estudiaban en la facultad, muy jóvenes, crecieron juntos. ¡Se querían tanto!.

Muchas experiencias habían vivido juntos: felices, tristes, buenas, malas, ¡casi todas…!. Muchos momentos fueron suyos. Solamente suyos. Su hijo, su hogar, su amor… ¡Por eso eran afortunados! Veinte años de cariño precedían a estos últimos: y todo su mundo de amor, estaba a punto de naufragar.

A Ulises, le había tocado vencer obstáculos muy duros. Y los habían logrado superar juntos…. ¿Pero, cómo ganar esta batalla?. Como resultado, ahora, triunfaban la mentira y la traición, que resonaban en su cabeza, como hechizándolos.

Sorprendida, Penélope, ingenua, herida, se sentía estafada y enojada. Todo el peso de la atmósfera ejercía presión, sobre su cerebro a punto de estallar….

Quieta… quedó frágil, en la cama blanca. Por un instante quiso morir. Encerrada en su cuarto, acurrucada, tejía y destejía sus pensamientos. La tristeza profunda agitaba su respiración, al compás del reloj despertador de la mesita de luz.

Nunca había experimentado algo así. Inmóvil reflexionaba, lenta… como pausada….

¿Con qué pertrechos podría vencer, a este oscuro enemigo maldito que la apresaba, invisible, amenazando destruir su sereno mundo de amor?

El perdon

Suavemente, ella, pacientemente, logró ir desenredándose de los pensamientos negativos y soltarlos. Descubriendo que con las armas de la verdad, el amor, y el perdón lograrían sobreponerse.

Logró comprender que la falta de perdón, la encadenaban a Ulises, desde el resentimiento. Y perdonando, aceptando lo que paso, se liberaría de esas ataduras que le amargaban el alma y enfermaban el cuerpo.

Penélope, logró aprender de la experiencia dolorosa y mejorar, impulsándose hacia adelante, superándose y dejando en el pasado los hechos negativos. Logró perdonarlo.

Ambos, transitaron la odisea de sus vidas, superándose, pudieron reencontrarse y reconocerse uno al otro. Penélope y Ulises redescubrieron su amor, y aplicaron el perdonar, para vivir feliz.

PERDONAR ES EL VALOR DE LOS VALIENTES. SOLAMENTE AQUEL QUE ES BASTANTE FUERTE PARA PERDONAR UNA OFENSA, SABE AMAR. Mahatma Gandhi.