La vida está llena de momentos. Estos momentos son en sí, la vida. Algunos de ellos son positivos, otros no tanto. Nadie necesita saber cómo sobrellevar un momento alegre o divertido. La felicidad es muy fácil de manejar. La pérdida por otra parte, es distinta. No todo el mundo es capaz de entenderla rápidamente y mucho menos superarla. Son esos los momentos de los que tenemos que buscar resguardo, y ese resguardo debe de estar dentro nuestro, en nosotros mismos. El apoyo de nuestros amigos y familiares es muy importante, pero se debe seguir adelante no por ellos, sino por uno mismo.

La pérdida, es el momento más triste de todos, el que más miedo nos genera. Y lógicamente dentro de este sentimiento hay mayores o menores grados de tristeza.

El gran problema con perder algo que apreciamos mucho es que no dejamos de imaginar una vida con ello o como era nuestra vida antes de perderlo. El hecho de mirar tanto hacia el pasado nos hace desviar la mirada de lo que tenemos a nuestro alrededor. La aceptación es una parte clave de la superación a una pérdida.

La solución debe de estar dentro de nosotros, de nada sirve depender de algo externo para superar nuestra dolencia, ya que eso que nos ayuda, también puede desaparecer.

¿Cómo encontrar fuerzas cuando ya no se tienen? SI la solución está en mi interior ¿cómo la busco?

La pérdida más dolorosa de todas

la que menos fuerzas nos deja, es la pérdida de un ser amado. El amor hacia alguien hace que queramos pasar toda la vida con esa persona, pero muchas veces no sale como esperamos.

pérdida

Si la pérdida es anunciada (Enfermedad o algún inconveniente sin solución) trata de pasar los mejores momentos con esa persona, demuestrale todo tu afecto, llora todo lo que tengas que llorar, saca todo hacia afuera y no te guardes nada. Todo lo que pueda quedar dentro tuyo, puede lastimarte mucho a lo largo de los años.

Aceptar la pérdida es un paso importantísimo para superarla, entender que, lo que no tiene solución, no la tiene. A veces suceden cosas que no pueden ser cambiadas e intentar cambiarlas es un desperdicio de tiempo. Tiempo que se puede emplear en disfrutar lo más posible de lo poco que quede.

¡Si, se puede! Por más dolorosa que sea nuestra situación, se puede superar. Todas las situaciones pueden ser superadas, todo depende de cómo se encare el problema.

Prepararse para lo inminente es fundamental. En el tiempo que tenemos debemos prepararnos a nosotros mismos para el sufrimiento de la pérdida. Asimilar un poco por día es mucho mejor que todo junto. Todos los días llorar un poco, descargar algo de tristeza puede hacer que, llegado el momento se nos haga más fácil pasarlo. “Esto va a suceder, yo no puedo cambiarlo, entonces ¿qué puedo hacer para estar lo mejor posible?”

Esa sería una buena frase para comenzar el proceso de duelo. Nadie dijo que sea fácil o que no sea doloroso. Pero lo que sí sabemos es que podemos salir adelante.

Adaptarse es esencial.

Si somos reacios a los cambios lógicamente seremos más duros a la hora de adaptarnos a la nueva vida sin eso que amamos tanto.

Si la pérdida es repentina, se toma como un chapuzón de agua fría. Golpea, y duele más. No podemos creerlo. “Pero si ayer estaba todo bien”

La situación irá cayendo de a poco, es fundamental el apoyo y compañía de quienes tenemos al lado. Su cariño y comprensión nos harán sentir acompañados y nos daremos cuenta de que no estamos solos. Nunca lo estuvimos, solo que inmersos en la tristeza, vemos todo negativamente

Aceptarlo va de la mano de comprenderlo mucho más que nunca. Entender porque esta persona se fue así de golpe, ayuda mucho más. Cuanto más sepamos acerca de lo que pasó, más fácil será entenderlo y aceptarlo.

La vida continua, la rutina te empuja a seguir. No hay un botón de pausa. Es ahí donde sacamos la fuerza que tenemos como ser individual. Nos levantamos, vemos que en realidad, podemos seguir viviendo. Extrañaremos a esa persona sin dudas. Pero también valoraremos mucho más a quienes tenemos al lado. Entenderemos que la vida es algo que hay que disfrutar momento a momento. El que siempre mira hacia atrás, se tropieza con lo que tiene delante.

Llegará el tiempo en donde sin olvidarla, hemos superado la pérdida. Recordamos día a día a esa persona, pero ya no con tristeza, sino con alegría. Situaciones graciosa, anécdotas, y ya casi ni vemos en nuestros pensamientos, esos últimos momentos dolorosos.

Sea cual sea la pérdida, puede ser superada.

Cuando un ser nos deja, nos encontramos con que nuestras vidas están llenas de gente que nos ama. Si perdemos un trabajo, siempre podemos encontrar otro.

Nada va a ser reemplazado, recordaremos lo que perdimos, simplemente hay que entender que nada es para siempre. Cuando una luz se apaga, otra se prende. Siempre hay esperanza, solo debemos abrir los ojos para encontrarla.